Cauto, silencioso, un lobo salió una noche del bosque atraído por el olor de unas ovejas. Con
paso lento se acercó al rebaño lleno de ovejas, poniendo atención en donde ponía la pata para
no despertar con el más leve ruido a Chiquihuitl que estaba dormida. Sin embargo, la puso
sobre una tabla y la tabla se movió. Chiquihuitl se despertó y al ver al enorme lobo le dio mucho
miedo. Pero esta raza que ya estaba extinta, se caracterizaba por tener un gran valor.
Chiquihuitl vio al lobo y empezó a ladrarle y a gruñirle. Aunque ella era 5 veces mas pequeña
que el se le lanzó al lobo. Chiquihuitl iba tan decidida matar que el lobo se aterró y se fue
corriendo. Chiquihuitl se sintió orgullosa pero ya estaba harta de esta vida de rutina y de las
ovejas que no hacían nada que la divirtieran.
Todos los días Chiquihuitl se despertaba en su casa, que ella misma la había conseguido y la
tenía hermosa. Lugo de estar lista Chiquihuitl se iba a cuidar el rebaño de ovejas, aunque
Chiquihuitl no tenía dueño desde hace muchos años ella seguía haciendo las obligaciones que
le habían dejado. Chiquihuitl estaba ya tan descuidada que no tenía que comer y un día dejo al
rebaño y decidió ir a buscar algo que podía encontrar.
Tras hacer un viaje larguísimo Chiquihuitl estaba agotada, y no encontraba comida. Estaba tan
agotada que se desmayo.
Cuando despertó. Chiquihuitl estaba en una tierra distinta llena de moscas, ella no entendía
que es lo que pasaba pero se daba cuenta que estas moscas la habían encerrado y la estaban
examinando por ser diferente.
A Chiquihuitl le habían hecho muchos experimentos, y la pobre estaba tan agotada que
pensaba que lo iba a poder soportarlo mas. Sengún el rey de las Moscas, la especie canina
había desaparecido hace mucho tiempo, y por lo tanto la tenían bajo experimento y le hacían
constantes pruebas que la maltrataban horrible.
-Esta es diferente al Lobo, no se queja tanto.- Escuchó que los guardias hablaban. ¿El lobo,
qué lobo? Pensó Chiquihuitl. -¿Será el Lobo que corrí del rebaño?- Chiquihuitl se sentía
culpable por haber tratado a ese pobre Lobo tan mal. Pero el lobo estaba libre, por lo tanto, ella
no sabía si la iban a liberar o había una forma de escapar de este lugar.
Caía la nieve, soplaba el viento y Belinda, una mosca, jugaba con Chiquihuitl. De pronto se
escucho un largo aullido.
¿Que es eso? Pregunto la mosca.
Es el perro hambriento. No debes salir porque te devoraría le explico la otra mosca que sabía
que Chiquihuitl había estado buscando comida.
Al día siguiente volvió a escucharse el aullido de Chiquihuitl y Belinda , apenada, pensó que
todos eran injustos con la fiera. En un descuido de los guardias, salio, de la casita y escondió
en la nieve un cesto de comida.
En la noche salio la mosca a agarrar la comida y dársela a escondidas a Chiquihuitl.
Cuando Belinda se acercó a donde tenían a Chiquihuitl encerrada la saludó.
¡Hola!- gritó Belinda
¡Hay me asustaste! ¿Qué haces aquí, quién eres tu?
Yo soy Belinda, solo venía a darte un poco de comida. Toma.
Le lanzo la comida a Chiquihuitl, ella no lo podía creer, todos habían sido tan malos con ella
aquí que desconfió en la comida que le había aventado Belinda. Chiquihuitl se acerco al cesto y
empezó a haber que tenía: Una rebanada de pastel, un omelet, un poco de queso, salchicha,
paté, jamón y pan. Los olió cada uno y comprobó que no tenían veneno y volteó a ver a
Belinda.
Gracias- dijo Chiquihuitl
De nada, ahora cómetelo para que me lleve la canasta
Chiquihuitl se lo comió todo rapidísimo, lo había disfrutado muchísimo, no sabia como
agradecerle a la mosca. Cuando terminó le entregó la canasta. Y quedaron en que mañana
haría lo mismo.
Cuando Belinda estaba buscando la canasta que había guardado encontró un día una nuez de
oro en medio del sendero.
-Veo que has encontrado mi nuez.
Devuélvemela -dijo una voz atrás de ella
Belinda se volteó y fue a encontrarse frente al lobo, flaco, disfrazado de mosca. Podría haber
pasado por un guardia, por el tamaño, pero por la astucia de su rostro comprendió Belinda que
se trataba del lobo que había ayudado antes de Chiquihuitl.
-¡Lobo como has estado pensé que jamás volvería a verte!
-Yo pensé lo mismo mosquita.
Mientras que ellos estaban platicando, Chiquihuitl encontró un hoyo por el que cabía y se
escapó sin que los guardias se dieran cuenta. Cuando estaba apunto de salir de la ciudad unos
guardias le dispararon con una flecha en la pata y Chiquihuitl herida se fue a esconder en una
cueva.
Cuando el lobo terminó su visita con Belinda se dirigía a su cueva donde el se encontraba
escondido ya que estaba fugado. En su cueva, a la débil luz que llegaba del exterior, el lobo
descubrió a Chiquihuitl. Se lamía la pata derecha y le gruñía de vez en cuando. El lobo sin
temerle, se acerco a ella.
-Este pobre animal debe estar herido. Parece como si el destino me hubiera guiado hasta aquí
para que pueda ayudarle. ¡Pero si es el perro que me corrió una vez cuando iba a pedirle
ayuda!
El lobo se enojó de acordase como lo había tratado Chiquihuitl, pero se trago el orgullo y
examinó su herida hasta encontrar una flecha profundamente clavada. Se la quitó y luego le
lavó la herida con agua fresca.
Durante varios días, Chiquihuitl y el lobo compartieron la cueva. Hasta que Chiquihuitl,
creyendo que ya no la buscarían se decidió a salir.
Cuando se dio cuenta los guardias mosca estaban apuntándolo con lanzas y se la llevaron de
regreso a la tierra de las moscas.
Después de que pasaron varios meses, las moscas decidieron deshacerse de ella y se la iban
a dar la bestia hambrienta para que se la comiera.
Chiquihuitl estaba aterrada no sabía que le iban a hacer o contra que bestia tendría que luchar.
Cuando la aventaron a la jaula de la bestia, salió un lobo que se dirigía hacia ella. De pronto,
con un espantoso gruñido, la bestia se detuvo en seco y comenzó a hacerle cariños a
Chiquihuitl. Que estaba tirada en el suelo hecha bolita. Lo miró a los ojos y era el lobo de la
cueva.
-¡Lobo que haces aquí!
-Me agarraron a mi también pero, ¿Qué te parece si nos escapamos de nuevo juntos?
-Comenzaré a cavar
miércoles, 13 de mayo de 2009
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